¿Qué aprendí?
Con este proyecto de intervención aprendí que atender a la diversidad no significa hacer actividades diferentes para cada niño, sino planear con base en sus necesidades reales, respetando sus ritmos, estilos y formas de aprender. Me di cuenta de que observar con atención, conocer el contexto y mantener una actitud reflexiva me permite tomar decisiones pedagógicas más acertadas. También aprendí que es posible lograr una verdadera inclusión desde la práctica diaria, sin necesidad de esperar diagnósticos clínicos.
¿Qué aspectos reconocí?
Reconocí que en el grupo existían múltiples formas de diversidad: desde dificultades de lenguaje, diferencias en los estilos de aprendizaje, hasta conductas que requerían un enfoque emocional más empático. Pude ver cómo el uso de materiales visuales, juegos, dramatizaciones y tiempos diferenciados ayudaron a que todos los niños participaran. También noté que como docente puedo generar ambientes más armónicos si planeo con intención y si promuevo la colaboración entre pares.
¿Qué dificultad vi?
La principal dificultad que observé fue la falta de herramientas especializadas para atender ciertas necesidades, así como la limitada capacitación en estrategias inclusivas dentro del plantel. A pesar de la disposición del equipo docente, aún se requiere fortalecer la colaboración y compartir buenas prácticas. Además, fue un reto diseñar planeaciones que fueran inclusivas, dinámicas y al mismo tiempo funcionales para todo el grupo, sin dejar a nadie atras.
https://drive.google.com/file/d/1vCLGQAvqIT3uDfUJKZEfdQ9iouIh9BEA/view?usp=drivesdk
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